viernes, 12 de octubre de 2012

viernes, 26 de diciembre de 2008

martes, 9 de diciembre de 2008

Pulpería La Blanqueada - 1830

Bizarro pero excelente









lunes, 1 de diciembre de 2008

DOÑA ZOILA REYES







Doña Zoila Reyes: Andrea Díaz



Situación de foto: primer plano con rebenque



Locación: junto al aljibe o en el jergón del rancho






















DOÑA ZOILA REYES



Elemento de exposición: pañuelo
1800 - 1891



Nacida en San Antonio de Areco, hija de la india Ana Curillán y un blandengue.
Mujer arisca y de mal carácter. Supo ser la prenda de Fermín Reyes, mozo orgulloso e idealista, descendiente de una acomodada familia de españoles y poseedor de una moderada fortuna. El mocito se alistó en el ejército, dejando a la Zoila preñada de su tercer hijo. Poco a poco, entre malones, ejércitos y montoneras, la joven fue despojada de sus bienes. Armó su rancho en las afueras del pueblo y subsistió ayudada por sus hijos. Al regresar el soldado a la querencia, luego de treinta años de ausencia, fue echado a rebencazos por la embravecida china.
Zoila crió 7 hijos barones de padres desconocidos y los sobrevivió a todos. Los vio marcharse uno a uno al ser reclutados por el ejército. Aunque no le faltaron pretendientes, no se conoció gaucho que haya pasado la noche entera bajo su techo. Fue temida y respetada por los habitantes de la zona.


Justo Segundino Flores











JUSTO SEGUNDINO FLORES : Carlos Pereyra



Situación de foto: con guitarra apoyada en pared, trabajando cuero con cuchillo



Locación: pared de adobe







Elemento de exposición: calzoncillos cribados



1797 - 1856
Nacido en la pampa



Pasó sus primeros cinco años en tolderías pampas. Hijo de una cristiana cautiva, preferida de un capitanejo ranquelino. A la muerte de su padre, fue rescatado por el Coronel Indalecio Flores, quien le dio su apellido y colaboró en su crianza, trasladándolo junto con su desdichada madre a San Antonio de Areco.
Marcado por su origen salvaje, vivió conchabándose de pago en pago en ocasión de la yerra. Huyó dos veces del servicio refugiándose entre los pampas, con quienes mantenía un pacto desconocido. Perseguido por la justicia, quien lo acusó de vago y la autoridad militar por desertor, su techo fue la inmensidad de la llanura tierra adentro.
A los veintitrés años raptó violentamente dos muchachas, que mantenía cautivas cerca de las tolderías. Tramposo en el juego y adicto a la caña, supo visitar asiduamente las tabernas de la zona y las corridas de caballos, llevando en ancas una u otra china durante sus correrías.
Si bien Flores lucía siempre los pantalones finamente cribados por sus prisioneras, no era secreta su devoción por la Zoila, quien atendió al gaucho en algunas oportunidades, aunque jamás le permitió pasar la noche en su lecho. Payador como pocos, solía dirigir gran cantidad de versos a la arisca mujer.
En 1833 lo encontraron muerto bajo una tapera en el desierto, con dos calzoncillos cribados doblados delicadamente junto a su cadáver. No hallaron rastro de sus cautivas ni los 9 críos que solían correr alrededor del rancho, llamando “mamá” indiscriminadamente a una u otra mujer. El misterioso fin de Justo Segundino pronto se convirtió en leyenda y fue difundido en versos por otros payadores.

martes, 25 de noviembre de 2008

Dondezor Huenchillan








































Dondezor Huenchillan: Rodolfo Roberto

Locación: junto a chimenea del rancho

Situación: mateando



Dondezor Huenchillan
Elemento en exposición: boleadoras
1770 – 1859
De origen araucano, nacido en Las Pulgas (cerca de Mercedes), hijo de “aucáes” *
Durante un ataque indio al fuerte San José conoce a Aluen (Luz de Luna), india tehuelche, criada de una familia cristiana de la sociedad de Buenos Aires, bautizada con el nombre de María.
Huenchillan rapta a la joven en aquella ocasión haciendo diestro uso de sus boleadoras, para salvar a la víctima de su cautivo destino. A partir de ese momento se teje un mito alrededor su arma nativa, a la cual se le atribuyen poderes justicieros y luego curativos. Se le conocen 14 hijos con la misma prenda.
En 1806, convocado por su tío, el cacique pampa Paylaguam, integró el batallón de “Naturales” (240 soldados aborígenes), participando de la Reconquista de Buenos Aires durante la primer invasión inglesa. En esta ocasión, gana el respeto de indios y cristianos por su capacidad estratégica en la batalla contra los “colorados” (ingleses) y su diestro uso de las boleadoras en combate.
De regreso a San Antonio de Areco, vive nómada junto a su familia hasta 1852 (fin del gobierno de Rosas), año en que al toparse con una partida de soldados, se niega a ser reclutado para ir a la frontera. Huenchillan huye al desierto y es calificado de blandengue desertor y gauderio.
En 1865, viejo y cansado, con 89 años, muere en brazos de su mujer.
Trece de sus hijos, junto a la anciana Aluen fueron exterminados por la campaña al desierto llevada a cabo por el Gral. Roca en 1879. Solo se salvó una hija (bautizada como Ercilia Huenchillan), quien por su belleza fue trasladada a Buenos Aires para servir al comandante González, quien integraba la partida que les dio caza cuando huían tierras adentro.
*indios alzados y belicosos


jueves, 6 de noviembre de 2008

El "Gringo" Mc Allister






































Mc. Allister: Ricardo Bevilacquo



Locación: Vista cenital desde el mangrullo
Situación: haciendo un fuego que se vean rastra y rebenque






El “Gringo” Mc Allister
Elemento en exposición: rebenque
1788 – 1839
De origen irlandés, hijo bastardo de un capitán británico, llegó a Buenos Aires en 1806 con las invasiones inglesas.
Agraviado por su condición de descendencia ilegítima y lleno de ambiciones, encontró en la pampa argentina terreno fértil para satisfacer sus ansias de poder y respeto.
Mozo grande y fuerte, que movido por su gran codicia se hizo de una rastra ostentosa, vistió de campero y se internó en la pampa acompañando una caravana de expedición hacia las salinas. De regreso a Buenos Aires hizo un alto en San Antonio de Areco.
Aficionado a pulperías, taba y mujeres, se le temió en la zona por su fama de tramposo y presto para sembrar trifulca. A sus juegos siempre le seguía un entrevero y sangre (gustaba de utilizar el rebenque para castigar a sus adversarios. Supo vivir con varias chinas a la vez en diferentes taperas, armadas en las afueras del pueblo.
Prefirió ser matrero a tomar la pala como peón o alistarse como miliciano. Sintió, al igual que los hijos de esta tierra, un odio ancestral hacia los límites y los cotos.
Fue muerto por el facón de Nazareno Dávila en un encuentro casual junto a un monte de talas. Ambos gauchos se guardaban encono, a raíz de la amistad que Mc Allister sostenía con el Juez de Paz que supo engañar al gaucho Nazareno.